Hace unos años oí la mítica leyenda de que la gente cambiaba de ciudad para huir de su pasado, para olvidar, para no vivir en la misma ciudad llena de recuerdos de un antiguo amor, para no tener que recordar cada vez que iba al restaurante de la esquina.
Y entonces pensé que tontería,
pero ahora lo entiendo todo.
Ahora entiendo lo que es ir caminando sin preocupacion alguna, porque sabes que no está ni a 20 km de ti.
Ahora entiendo la libertad que es pasear y no tener que pasar por esa calle durante semanas, mirando siempre una ventana vacía para saber si quizás esta, para saber si quizás este haciendo lo de antes.
Y entonces te das cuenta de que el aire sigue existiendo y es eso lo que te mantiene vivo.
Tu oxigeno necesario y empiezas a sentir la sensación de que no necesitas nada más que eso, aire, oxigeno.
Y es que alomejor ese era tu problema, que entre tanta contaminación se te había olvidado lo que era el aire e ibas respirando de bombona en bombona, hasta creer que él, era tu oxígeno.
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