Y subió la cabeza



Y se limpio las lagrimas, se puso la camiseta más ancha  que encontró,
y se prometió que no volvería a hacer tanto el idiota.
Se puso el moño más alto que pudo y subió la cabeza.
Se dio cuenta que no cualquier idiota merecía que ella sufriera.
Se pinto los labios de rojo y le dijo adiós a la tristeza.

Ella valía más de lo que esos idiotas supieran.

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