La niebla...

La niebla cubría Madrid.
Su sonrisa iluminaba la noche.
Y también mis días.
Arriba la luna llena, siendo testigo del amor, como no.
Sus ojos brillaban, algo más que sus sonrisas.
El siempre tenía un rato, una sonrisa y un café para ella.
Ella simplemente  alegraba sus días. Pero, de qué manera.
El apagaba sus llamadas solo para hablar 10 segundos más con ella.
Ella volvía a sonreír. Volvía a sentir.

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