Con su pelo alocado

Salia de nuevo a la calle, con su pelo alocado pero que le quedaba genial.
A los pocos minutos se hacía la coleta como todos los días,  aquella que no tardaría mucho en quitarse como siempre.
No podía estar quieta. Eso era impensable para ella. Lo hacía sin darse cuenta.
Y creo que e
ra eso lo que le enamoró más de ella, lo impredecible que era.

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