Su gran, pequeño Ángel de la guarda

Cuenta la leyenda, que aquel día era especial.
Madrid estaba nublado, apunto de llover.
Como cada vez que ella lo necesitaba.
Cuenta la leyenda, que su ángel de la guarda intentaba comunicarse con ella, con cada una de las personas que se cruzaba.
Cuentan que todas las saludaban con una amplia sonrisa y un ¡hola!
Pero ella seguía sin darse cuenta de que era yo quien la hablaba, su gran pequeño Ángel de la guarda.

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